San Juan XXIII, también conocido como «el Papa Bueno», es una figura emblemática de la Iglesia Católica y de la historia del siglo XX. Nació el 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, Italia, con el nombre de Angelo Giuseppe Roncalli. Su vida y su pontificado, de 1958 a 1963, se caracterizaron por un profundo sentido de humanidad, apertura y reforma.
Formación y ministerio sacerdotal
Nacido el cuarto de trece hermanos, a pesar de sus orígenes humildes, la familia transmitió a Angelo una fuerte fe católica y un gran amor por el trabajo y la comunidad, apoyándole también en su elección de la vida pastoral. Comenzó su carrera seminarística en Bérgamo y, tras completar sus estudios de teología, fue ordenado sacerdote en 1904. Su carrera eclesiástica le llevó a desempeñar diversos cargos, entre ellos el de secretario del Patriarca de Venecia y el de visitador apostólico en Bulgaria. Durante estos años, desarrolló un profundo conocimiento de las diferentes culturas y tradiciones, sentando las bases de su futuro enfoque ecuménico y pastoral.
El pontificado de San Juan XXIII
El 28 de octubre de 1958, Roncalli fue elegido Papa, tomando el nombre de Juan XXIII. Desde los primeros días de su pontificado, se distinguió por su humanidad y su apertura al mundo. Su famosa frase «os necesito» revela su deseo de diálogo y colaboración con los laicos y las demás confesiones cristianas.
Uno de los momentos más significativos de su pontificado fue la instauración del Concilio Vaticano II en 1962. Este acontecimiento histórico pretendía renovar la Iglesia y promover el diálogo con el mundo contemporáneo. Juan XXIII creía que la Iglesia tenía que responder a los desafíos modernos y estaba llamada a ser un signo de esperanza y reconciliación.
El Concilio Vaticano II
El Concilio Vaticano II, celebrado entre 1962 y 1965, marcó un hito en la historia de la Iglesia. Juan XXIII invitó a obispos de todo el mundo a reflexionar sobre las cuestiones fundamentales de la fe, el ecumenismo y la misión de la Iglesia en el mundo moderno. Las reformas introducidas durante el Concilio tuvieron un impacto duradero, fomentando una mayor apertura e inclusividad.
Además de sus reformas eclesiales, Juan XXIII destacó también por su compromiso en favor de la paz y la justicia social. Durante la Guerra Fría, trabajó incansablemente para promover el diálogo entre las naciones y defender los derechos humanos. Su encíclica «Pacem in Terris», publicada en 1963, es un manifiesto en favor de la paz y la justicia, que subraya la importancia de respetar los derechos fundamentales de toda persona.
Beatificación y canonización de San Juan XXIII
Tras su muerte el 3 de junio de 1963, Juan XXIII fue inmediatamente venerado como santo. Fue beatificado el 3 de septiembre de 2000 y canonizado el 27 de abril de 2014, junto con Juan Pablo II, por el Papa Francisco, que decidió celebrar su memoria el 11 de octubre. Su canonización reconoció oficialmente su impacto y su ejemplo de vida cristiana.
El legado de san Juan XXIII sigue vivo hoy en día. Su visión de una Iglesia abierta y acogedora sigue inspirando a los católicos de todo el mundo. Su vida y su pontificado son un recordatorio constante de la caridad, la justicia y el diálogo, valores fundamentales para afrontar los desafíos contemporáneos. Sigue siendo un símbolo de esperanza y renovación. Su vida, dedicada al servicio de los demás y a la búsqueda de la paz, es un brillante ejemplo para las generaciones futuras.
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